Miro al cielo gris desde lejos de mi tierra y cierro los ojos escuchando voces de niños jugando en el parque. Los miro y veo a mis niños. Me da tristeza y pienso y siento que mi alma está junto a su alma, lejos y a la vez cerca, y así pasan los días y los meses. Mis niños son el corazón de mi vida. Por ellos miro al cielo desde esta distancia, orando siempre al dios del amor, para que me los cuide y los proteja con sus ángeles divinos. Ellos me dan la fuerza y el valor para seguir cada día adelante, para darles lo mejor de mí, mi amor. RAQUEL JIMÉNEZ NÚÑEZ
Papá, hoy es tu día, día en el que estás al lado de nuestro dios, allá en el cielo. Tú eres mi querido papá, me diste lo mejor, ese amor incansable días y noches para mí y mis hermanos. Vives dentro de nosotros. Hoy es el día de los padres y te siento vivo en mi corazón, que está triste porque late de amor por tu corazón. Marino, padre ejemplar y esposo maravilloso con mi madre, siempre nos diste la herencia más valiosa, la honradez y el amor. Sé que dios te tiene en su morada santa, porque fuiste su seguidor, con tu corazón limpio. Te extrañamos todos y siguiendo tu ejemplo vivimos unidos, como tú querías siempre. Te amo, mi padre querido, vives eternamente en mi corazón. Eres nuestro ángel en el cielo, cuida de tu familia al lado de dios. RAQUEL JIMÉNEZ NÚÑEZ
Te conocí cuando menos lo esperabas. Llegaste a mí y me has hecho feliz, he aprendido de ti a sentir esa paz infinita en el alma. Te conocí y me cambiaste la vida para bien, te volviste mi luz con tu ternura y tu corazón, y fue creciendo en mí la fuerza para luchar por lo que amo, mi familia y tu tierna amistad. Miro al cielo y con fe voy orando por mis corazones, mis hijos, que son el milagro de mi vida. RAQUEL JIMÉNEZ NÚÑEZ
Sentada aquí de nuevo en el mismo parque, escucho el cantar de las aves y pienso: están felices por un nuevo amanecer. Qué tiernas las palomas, vienen a mí a buscar comida, qué hermoso es saber que tienes el don de dar esa confianza, sus alas tocando mis manos. Qué hermosos están los árboles al sentir la lluvia saciando su sed, son el hogar de las aves, que vuelan y vuelan de un árbol a otro, yo las miro y pienso: así nosotros volamos por nuestros seres queridos, para darles la seguridad y el amor que necesitan. Hoy la fuente está llena de agua limpia como el amor de dios. RAQUEL JIMÉNEZ NÚÑEZ