Miro al cielo gris
desde lejos de mi tierra
y cierro los ojos
escuchando voces de niños
jugando en el parque.
Los miro
y veo a mis niños.
Me da tristeza
y pienso y siento que mi alma
está junto a su alma,
lejos y a la vez cerca,
y así pasan
los días y los meses.
Mis niños son
el corazón de mi vida.
Por ellos miro al cielo
desde esta distancia,
orando siempre
al dios del amor,
para que me los cuide y los proteja
con sus ángeles divinos.
Ellos me dan la fuerza
y el valor para seguir
cada día adelante,
para darles
lo mejor de mí,
mi amor.
RAQUEL JIMÉNEZ NÚÑEZ